17/11/09

EVANGELIO DÍA MARTES XXXIII TEXTO DEL EVANGELIO: (Lc 19,1-10): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». PALABRA DEL SEÑOR ---------------------------------------------------------------------
El Señor hoy nos invita al igual que Zaqueo a subirnos, desde nuestra pequeñez personal, a algún lugar o circunstancia donde podamos tener un encuentro cara con cara con Él. Este sicómoro puede estar en la oración entregada -dialogo de amor-, en la lectura atenta de su Palabra, -pan de vida-, en la Eucaristía –presencia viva-, en la caridad -mandamiento de amor, y en muchas otras formas más. Hagamos pues de este día y de todos los días, un poner nuestros bienes a disposición de los demás, un autodonarse al hermano que nos acerque a Cristo, una reparación por algo que -con la luz de la gracia- descubrimos que no estaba bien. Hoy Señor queremos agradecerte y glorificarte porque vienes a nuestra casa a salvar lo extraviado en nosotros.

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