9/10/09

EVANGELIO DEL DOMINGO XXVIII ---------------------------------------TEXTO DEL EVANGELIO (Marcos 10, 17-30): En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”. Entonces él le contestó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios” .
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”. Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”. Jesús le respondió: “Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna”. -----------------------------------------------------------------------PALABRA DEL SEÑOR---------------------------------------------
El observación más atinada a este pasaje del Evangelio es la que viene dada por la experiencia de Pablo que nos dice en Filipenses:-- « Lo que era para mí ganancia lo he juzgado pérdida, a causa de Cristo. Y más aún: todo lo estimo pérdida, comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura, con tal de ganar a Cristo, y existir en él, no con una justicia mía -la de la ley-, sino con la que viene de la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios, y se apoya en la fe.». Así pues, la invitación de: «anda, vende lo que tienes y dale el dinero a los pobres», es sólo la consecuencia o el corolario de una actitud más profunda en nuestro ser, que nos dice que la "verdadera salvación" está en ser discípulos de Jesús, y sólo en Él se recibe aquella plenitud de sentido que ninguna otra cosa puede dar.



1 comentario:

Hermano Lobo dijo...

LO MATERIAL NO PUEDE SER UN FIN SINO SOLO UN MEDIO, LO QUE DIOS PIDE DE NOSOTROS ES DESPRENDERNOS DE NUESTRO EGOISMO Y DAR AMOR A MANOS LLENAS. DIOS DECIDE LOS CAMINOS POR DONDE VAMOS A TRANSITAR