28/8/09




EVANGELIO DEL DOMINGO XXII
TEXTO DEL EVANGELIO
(Mc 7,1-8.14-15.21-23): En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén, y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas. Es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres». ---------------------------------------------------PALABRA DEL SEÑOR
Al leer el texto lo primero que se nos viene a la mente es la famosa lavada de manos de Poncio Pilato en el proceso a Jesús, en la cual -por su doblez- quedó expresada para la historia toda la turbidez de su corazón. Y es precisamente la pureza del corazón lo que debemos buscar más que cualquier legalismo o costumbre cultural. Lo impuro no es lo que nos viene desde afuera sino lo que nos sale de nuestro adentro. La verdadera limpieza o negrura es la limpieza o negrura del corazón, lo cual no significa que descuidemos medidas preventivas de higiene, tan necesarias en nuestros tiempos de pandemias como la gripe porcina. Más bien en este pasaje del Evangelio, la perspectiva de Jesús es de índole moral más que naturalista. Un virus me puede causar una enfermedad y por lo tanto debo cuidarme de los agentes externos, pero un mal sentimiento, un odio o un deseo de venganza, reflejan toda la impureza de mi espíritu y hace necesaria una sanación interna de todo mi ser. Puedo estar rodeado de todo el mal posible pero mi corazón con la ayuda del Espíritu Santo puede optar por el bien y el perdón. Puedo estar rodeado de las más sofisticadas profilaxis y asepsias pero haciendo daño o despreciando a mi hermano. Para evitar esto y generalizando, no debemos olvidar nunca el principio que nos dice que el ser humano como hijo de Dios, vale más que cualquier convención, regla o ideología. -----------------------------------------------------------------
Señor has que con tu ayuda y guardando tus preceptos, busque la pureza de mi alma. Has que el amor presida todo mi culto y toda mi acción. Dame la humildad para no hacer juicios adversos sobre mis hermanos y más bien pueda amarlos desde su integra humanidad. Señor Jesús : limpia, sana y purifica mi corazón!

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