21/8/09

EVANGELIO DEL DOMINGO XXI (B)


Texto del Evangelio (Jn 6,60-69): En aquel tiempo, muchos de los que hasta entonces habían seguido a Jesús dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?». Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre». Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios». -----------------------------------------------------------------------------------PALABRA DEL SEÑOR
------------------------------------------------------------------------------------A quién iremos Señor, si Tú tienes palabras de vida eterna. -------A quién iremos si solo Tú conoces lo insondable de nuestro corazón. A quien iremos si solo Tú puedes amar así, este: nuestro barro frágil. Iremos acaso! hacia la errada senda del poder, de la fortuna o de la fama que terminan por endiosarnos fácilmente. Iremos acaso! hacia la atrayente ruta del placer desmedido, de las sensaciones desenfrenadas o de la hartura de las pasiones que terminan por empacharnos de vacuidad. Iremos acaso! hacia el oscuro páramo del escepticismo que todo lo relativiza, que todo lo descree y que encubre el vacío del alma con “medias verdades”. Iremos acaso hacia el sofisticado materialismo tecnológico, que convierte egoístamente los artefactos y las máquinas en fines más que en medios.

Señor solo iremos adonde Tú nos lleves. Solo iremos hacia tu Reino de amor. Queremos confiar ciegamente, plenamente en Ti!, ya que solo Tus palabras de vida eterna son las que pueden encaminarnos hacia la verdadera felicidad.


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